jueves, 20 de febrero de 2014

El origen de la vida

Miller y Urey diseñaron un experimento que simulaba las condiciones de la tierra primitiva. Por un lado, colocamos un recipiente con agua que representa a los océanos con sus altas temperaturas. Al calentar el agua, el vapor asciende y lo mezclamos con unos gases: metano, hidrogeno y amoniaco, los cuales creemos que constituían la atmosfera primitiva.

La mezcla de gases se somete a descargas en un recipiente con dos electrodos, cuyas descargas simulan los rayos que en ese entonces formaban parte de la atmosfera.

Posteriormente, la mezcla pasa por un tubo frio donde se condensan los componentes que se  iban formando como resultado de estas interacciones. Estos productos de reacción regresan al recipiente que representa al océano.

El ciclo se repite y se genera con ellos un flujo continuo entre la atmosfera y el océano que imita el ciclo atmosférico de la tierra. En esas condiciones, al cabo de unos días, se detectan en un recipiente acoplado al circuito, varias moléculas nuevas de aminoácidos simples, ácidos grasos y urea. Hasta ahora solo con este experimento se ha podido comprender y recrear el origen de la vida.






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